lunes, 28 de octubre de 2013

 www.elconfidencial.es

CINCO PUEBLOS PEQUEÑOS DE ESPAÑA QUE ESCONDEN MODELOS DE NEGOCIO GLOBALES

  • Firmas de base tecnológica en el mundo rural
En Benasque (Huesca) se encuentra la sede de Barrabés, una de las primeras tiendas de comercio electrónico del mundo

No hablaremos aquí del fenómeno emergente de los neorurales, ciudadanos hastiados de las grandes ciudades que deciden iniciar un proyecto de vida diferente en un pueblo. Generalmente, emprenden pequeños negocios a nivel local, como puede ser un establecimiento de turismo rural; o bien desarrollan sus propias profesiones a distancia a través de internet: arquitectos, diseñadores, periodistas, todo tipo de freelance.
Tampoco trataremos los ejemplos de industrias concentradas en determinadas zonas geográficas de España por cuestiones circunstanciales como el origen de las materias primas, algo que ocurre desde hace años con la producción de vino o de aceite de oliva. O como ocurrió en la década pasada en Levante con dos industrias hoy desmoronadas por la irrupción de las imitaciones chinas: los juguetes y los zapatos.
Rescatamos algunos ejemplos del pasado, y otros nuevos, de pequeños pueblos españoles donde han surgido empresas globales con una relevante base tecnológica. Y dejaremos también de mencionar, a pesar del exotismo de las situaciones que pueden llegar a generarse a nivel sociológico, los pueblos cuya supervivencia depende de la existencia de una gran industria multinacional, española o extranjera, en la zona. Casos excepcionales como el de Lada, en Asturias, una localidad de apenas 3.600 habitantes donde Bayer produce todas las aspirinas que consume el planeta.

En este artículo cerraremos el círculo en base a un criterio más selectivo, rescatando algunos ejemplos del pasado, y otros nuevos, de pequeños pueblos españoles donde han surgido empresas globales con una relevante base tecnológica.

Moià (Barcelona). 6.000 habitantes
Empresa: Catuav (fabricación de drones)

 

A poco más de cuarenta kilómetros de Barcelona, parece un buen lugar para fabricar drones. Entre todas las empresas españolas, cada vez más, dedicadas a la fabricación de UAV, la catalana Catuav, si no aún la más grande, sí es una de las más innovadoras del momento, además de una de las mejor posicionadas para liderar una industria donde España se está posicionando como una potencia europea. Fundada en 2003, por puro romanticismo, como reconoce su fundador, Jordi Salamanca, el año pasado se mudaron desde el aeródromo del pueblo de Moià a un terreno de 14 hectáreas donde, además de poseer un entorno de pruebas idóneo para los drones, han construído un centro tecnológico al que pueden acceder otras empresas.

Navarrete (La Rioja). 2.881 habitantes 
Empresa: Avanzare (producción de grafeno)

 

Sí, la mayor producción mundial del material de futuro se fabrica en este rincón cercano a Logroño, Navarrete, una localidad que es también parada obligatoria para los peregrinos del Camino de Santiago. La empresa encargada de este prodigio se llama Avanzare, y su modelo de negocio -tan silencioso como efectivo- apenas aparece en los medios de comunicación. Actualmente la firma es líder mundial en cuanto a producción de grafeno: cada seis meses aumentan su capacidad en un 60%, facturan 3 millones de euros al año y exportan a 32 países.

Benasque (Huesca). 2.166 habitantes 
Empresa: Barrabés ('ecommerce', material de montaña)
 

Es el pueblo natal de Carlos Barrabés, un reducto en el corazón de los Pirineos desde donde el emprendedor imaginó el siglo XXI antes que la inmensa mayoria de sus contemporáneos. El aragonés le podrá contar a sus nietos que en Benasque nació uno de los primeros negocios del mundo de comercio electrónico. El imperio online del material de montaña Barrabés nació en 1996, y hoy sigue gozando de una reputación intachable: es líder europeo en su ámbito. El emprendedor no solo mantiene su base de operaciones en el pueblo, sino que a lo largo del tiempo ha llevado el nombre de Benasque y de su ejemplo a todos los rincones del mundo.

Peralta (Navarra). 6.000 habitantes.
Empresa: Azkoyen (máquinas expendedoras)

 

Fundada en 1945 por el emprendedor Luis Troyas Osés, la empresa especializada en la fabricación de máquinas expendedoras cotiza en la bolsa de Madrid desde los 80, y a día de hoy cuenta con más de 800 empleados. A pesar de que se ha convertido en una multinacional, con presencia en medio centenar de países, Azcoyen dirige su negocio desde la localidad navarra de Peralta. Curiosamente, la principal competencia de la empresa está basada en el mismo pueblo. Un exempleado de la firma fundó en los años 70 la compañía Jofemar, otro caso de éxito español en el sector del vending.

Castelserás (Teruel). 839 habitantes 
Empresa: Aceros de Hispania ('ecommerce', navajas).

 

Un prado donde pacen plácidamente las ovejas. Es lo primero que ve Ricardo Lop en su pueblo natal, Castelserás, cuando abre la puerta del almacén desde donde controla, desde 1998, un mercado de venta online de navajas y espadas con más de 40.000 clientes distribuidos en más de 100 países del mundo y un volumen de facturación anual cercano al millón de euros. A estas alturas, con una media de 9.000 expediciones de artículos al año, al autodidacta emprendedor le resulta más sencillo enumerar los países donde no ha vendido que en los que sí lo ha hecho.
 www.elconfidencial.es

 LA RUEDA INTELIGENTE QUE CONVIERTE CUALQUIER BICICLETA EN ELÉCTRICA.

 Almacena la energía del pedaleo



No es fácil a estas alturas reinventar la rueda, algo que llevamos cientos de años utilizando. Pero puede que a pesar de sus años, aún haya espacio para mejoras en este objeto cotidiano al que ya estamos tan acostumbrados que no miramos dos veces.

Eso es lo que piensa por lo menos la gente de Superpedestrian, una startup con sede en Boston que esta semana anunció su intención de fabricar y comercializar una rueda especial que convierte cualquier bicicleta tradicional en una eléctrica, lista para dar un empujoncito al ciclista que lo necesite.

El producto en cuestión se llama la Rueda de Copenhague (Copenhaguen Wheel), y fue diseñada en 2009 por ingenieros del MIT con el apoyo económico del ayuntamiento de la capital danesa (de ahí su nombre). Ganó varios concursos de diseño y apareció en la prensa, despertando mucho interés entre los usuarios habituales de este medio de transporte. ¿Dónde podía adquirirse una? Hasta ahora, sin embargo, no era posible.

Si piensas en las ciudades modernas, te das cuenta de que se han desarrollado a escala del automóvil, mientras que la gente se ve obligada a desplazarse grandes distancias.Eso cambiará a principios de el año que viene y estas ruedas pueden empezar a hacerse habituales en el paisaje urbano. "Si piensas en las ciudades modernas, te das cuenta de que se han desarrollado a escala del automóvil, mientras que la gente se ve obligada a desplazarse grandes distancias", explica Assaf Biderman, miembro del laboratorio de MIT que desarrolló el invento y fundador de Superpedestrian. "La mayoría de las ciudades se construyen alrededor de topografías que requieren un transporte motorizado y que pueden hacer que caminar o ir en bici sea muy difícil".

Sustituye la rueda trasera de cualquier bicicleta

La solución propuesta es, por lo tanto, lógica: introducir un motor en esas bicis que ya existen. La Rueda de Copenhague está pensada para sustituir la rueda trasera de cualquier bici. En su interior se encuentra un pequeño motor que funciona con una batería eléctrica así como una serie de sensores.

Al pedalear, los sensores, junto con una app para smartphone, miden la cantidad de esfuerzo que el ciclista da en cada pedalada para proporcionar un pequeño empujón cuando es necesario. Pedalear en llano o cuesta abajo, por lo tanto, no será distinto que hacerlo en una bicicleta tradicional. El invento, sin embargo, no quiere privar a nadie del nivel de esfuerzo al que voluntariamente quiera someterse: la app permite al ciclista ajustar el impulso que le da el motor, por si lo que queremos es darnos una paliza a los pedales.

Las novedades respecto a otros motores de bicis eléctricas son dos. Por un lado, con esta rueda inteligente no es necesario encenderlo ni activar ninguna función para que se ponga en marcha, sino que son esos sensores los que detectan cuándo debe ayudar.

Por otro, la Rueda de Copenhague no necesita cargarse conectada a la corriente eléctrica, ya que su batería de litio almacena la energía cuando vamos cuesta abajo o al frenar. El propio motor funciona también como un generador, almacenando energía si el ciclista pedalea hacia atrás.

Pero quizá una de las grandes ventajas de la Rueda de Copenhague sea su diseño. Sin cables, sin armatostes, el prototipo visto hasta ahora es una rueda blanca con un disco interior rojo. Aunque es de esperar que esto (sobre todo los colores) puedan variar, lo cierto es que es un objeto bonito que por lo menos no afeará la estética de la mayoría de las bicis urbanas. Esto, unido a que podría ser un empujón en la conquista urbana por parte de las bicicletas, convierte a esta rueda en un invento redondo.

miércoles, 23 de octubre de 2013


Impresión 3D: alfareros 3.0


Al proceso de crear pequeños objetos con volumen se le denomina, para que todo el mundo lo entienda, impresión 3D. En sí, se trata de una dinámica mediante la que una “impresora” va tallando o modelando una pieza con la misma técnica que lo haría un alfarero.

El funcionamiento es medianamente sencillo y similar al que realizamos todos los días con una impresora de papel estándar: a través de un ordenador y un software específico, creas o diseñas un objeto. Esa información pasa a una impresora 3D que, en este caso, se ocupa se generarlo físicamente a partir de la inyección de un determinado material. Lo hace capa por capa, desde su lado inferior al superior, como si un alfarero fuera modelando una vasija. Al cabo de unos pocos minutos, tienes la pieza en tu mano.

La impresión 3D es especialmente útil para crear prototipos o muestras de objetos como paso previo a su producción en serie. Está muy asentada en los ámbitos industriales del mundo del motor, sector aeroespacial, en el de la arquitectura para crear maquetas, en el de la joyería, etc.

Por ejemplo, imagina que tienes una empresa especializada en pen drives y has llegado a un acuerdo con Disney para utilizar las imágenes de Mickey Mouse, El Rey León, Toy Story, etc. para dichas unidades de memoria. En el ordenador defines el modelo con el cuerpo de Mickey, lo trasladas a una impresora 3D y, una vez que la pieza está esculpida, consigues un prototipo a partir del cual podrás valorar si su tamaño o peso son adecuados o, al contrario, precisa algunas correcciones. Como decimos, de verlo en pantalla a tenerlo en la mano no son más de 5 minutos.

Modelos variados

El software de creación es decisivo, pero cabe decir que la propia Google propone su SketchUp, fácil y eficaz. Por otra parte, el material que se inyecta, el que va a conformar el objeto, suele ser plástico ABS o filamento PLA. A continuación repasamos las impresoras 3D más populares del momento. Sí, lamentablemente, para un ámbito doméstico, son caras:

MakerBot Replicator 2 - Utiliza filamento natural PLA, que es un bioplástico renovable y que consume poca energía. 1.700 euros.

EntresD 3D Up Mini - Destaca por su facilidad de uso y por ser capaz de generar objetos diseñados mediante programas 3D CAD. 872 euros.

Afinia3D H-Series - De las más asentadas en los entonos de diseño e industriales. 1.219 euros.

Mbot Cube 3D Printer - Puede imprimir en dos colores a la vez. 762 euros.

Airwolf 3D Printer AW3D V5 - Como curiosidad, prácticamente todas las piezas que la conforman puede realizarlas… ella misma. 1.293 euros.

Cubify Cube 3D Printer - Puede recibir los archivos mediante WiFi. Desde 1.198 euros.

Lo mejor es que veas cómo trabaja una impresora 3D; sigue este link y verás la EntresD 3D Up Mini en acción:
Por cierto, el proyecto OpenReflex ha creado una cámara réflex de película (nada de digital), totalmente operativa y funcional, mediante la impresión 3D. Le puedes incorporar objetivos de cualquier montura y, atención, sólo cuesta 25 euros.
 
EVITA EL DERROCHE DE AGUA FRÍA
 
UN REVOLUCIONARIO ARTEFACTO ESPAÑOL PARA AHORRAR 8.000 LITROS DE AGUA AL AÑO.

 

Ocurre cada día varias veces:" abrimos el grifo del agua caliente, pero nunca llega inmediatamente"
En ese tiempo de espera, cuya media se sitúa alrededor de los 45 segundos, dependiendo del sistema, introducimos un dedo varias veces dentro del chorro, esperando a que el agua salga a la temperatura adecuada. 
 
De esta aparente obviedad se percató en 2004 Alfonso Cuervo mientras llenaba la bañera de su casa; desde entonces, ese pensamiento jamás le ha abandonado. Aunque ha cursado estudios de ingeniería, el alicantino es, sobre todo, un autodidacta; y fue ese empuje el que condujo al emprendedor hacia el ejercicio de un constante reto consigo mismo para hallar una solución a este problema tan cotidiano como global.
 
Cada usuario puede ahorrar 8.000 litros al año, y en concepto de gas se ahorran cada día 4,5 céntimos al dejar de tirar agua tibia, lo que en una familia de cuatro miembros significa 70 euros al año.
!Qué rabia que se esté perdiendo tanta agua!, pensé entonces. Una posibilidad era que el agua que no utilizamos regresase de nuevo a la caldera, pero me di cuenta de que era eso inviable.
También podría construirse un depósito, pero además de necesitar una obra, el agua podría corromperse", explica a Teknautas Alfonso Cuervo. Había que intentar otra cosa.
Parecía la opción tecnológicamente más difícil, pero el alicantino decidió crear, por su cuenta, un electrodoméstico que pusiese fin al despilfarro de agua que se produce mientras esperamos que el agua llegue caliente al grifo. "Siempre he sido diseñador de maquinaria industrial, y me lancé a construir un prototipo. Empecé a construir los moldes en Alcoy, los diseños son totalmente míos. Antes de tenerlo en mis manos, aposté con mi hermano una cena a que funcionaría".
 
Ganó la apuesta, pero aún restaba un arduo trabajo por delante. Después de varios años de desarrollo industrial, registro de patentes, promoción y búsqueda de financiación, no ha sido hasta hace apenas dos meses cuando, por fin, su electrodoméstico, de nombre Aqua Return, ha salido a la venta De momento, ha producido una primera tanda de 2.000 unidades, de las que ha venido 800.
 
El primer electrodoméstico para ahorrar agua
El dispositivo -diseñado para su utilización en los hogares con caldera, termo o calentador individual- funciona de forma aparentemente simple. "Para empezar, tiene un sensor de temperatura que reacciona en tres milésimas de segundo. El electrodoméstico emite una señal acústica cuando dispones de agua caliente. Por otra parte, lo que hace el aparato con el agua sobrante es bombearla hasta la tubería de agua fría. El proceso es automático".
 
 
"Por ejemplo, en el cuarto de baño sólo necesitas colocar un dispositivo en el lavabo. Se instala en dos minutos, y realmente es una experiencia muy satisfactoria: cada usuario puede ahorrar 8.000 litros al año, y en lo que se refiere a los calentadores de gas se ahorran cada día 4,5 céntimos en ese concepto al dejar de tirar agua tibia, lo que en una familia de cuatro miembros significa 70 euros al año", apunta.
 
Una apuesta personal
Antes de llegar al mercado, donde está comenzando a cerrar acuerdos para exportar su invento a países como Portugal, Francia o Suiza, el emprendedor alicantino tuvo que superar el reto de la financiación.
 
 
 
En 2008, dejó su trabajo como director técnico en una industria familiar, cuando comprendió que "sin plena dedicación solo iba a conseguir llegar a la mediocridad". A continuación, reunió sus ahorros, vendió un Jaguar clásico descapotable y, como suelen hacer los escritores jóvenes para ganarse la vida, empezó a presentarse a todos los concursos de emprendedores que se le pusieron por delante. Los ha ganado casi todos.
 
"Después construí el prototipo, lo llevé a patentar y me concedieron el modelo de utilidad en España en 2011. También me han concedido la patente internacional, y tengo los derechos de explotación para los próximos 25 años". El producto llega al mercado, a un precio de 297 euros. "En una familia de 4 miembros se amortiza en menos de 3 años por los ahorros de agua y gas", señala.
"Estamos en un momento muy atractivo para el producto. Además de la satisfacción moral, nunca se había diseñado un dispositivo para ahorrar agua. Es el primer electrodoméstico que te da dinero todos los días".

ENRIQUE MONTERO MONTERO, profesor de la Universidad de Cádiz


"LA TECNOLOGÍA ES UNA HERRAMIENTA MAGNÍFICA QUE ALGUIEN CON CRITERIO DEBE CONTROLAR"

La sociedad del conocimiento ni es tan limpia ni es tan verde como se quiere hacer creer · Está sometida a una doble obsolescencia: la que programa la industria y la que imponen las modas · "Cambiar cada año de móvil es una barbaridad", se lamenta Enrique Montero que demanda la reutilización de los equipos. "Una familia con pocos recursos podría comprarse una lavadora por 50 ó 60 euros", afirma.
          



Enrique Montero,  profesor de Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Cádiz, no teme al tabú: la sociedad del conocimiento genera residuos, muchos y muy dañinos. Es una de las escasas voces que habla alto y claro desde la universidad sobre el impacto ambiental de la electrónica. La obsolescencia programada por los fabricantes para que los equipos duren lo justo para mantener su cuenta de resultados y la obsolescencia psicológica que obliga al usuario cambiar ahora y ya de teléfono, de ordenador y hasta de tostadora para mantener un modelo económico y social basado en el consumo repetitivo son parte crucial de su discurso. Señala con el dedo a la industria, pero también al ciudadano que se deja enganchar en la trampa. Demanda a la universidad mayor amplitud de miras para acercarse a la sociedad para ver qué necesita y con la misma nitidez que reconoce que en aulas y laboratorios se trabaja mucho por sueldos que no se aceptarían en el sector privado, admite también que el exceso normativo, la endogamia y el individualismo tienen efectos paralizantes. Cree que la separación de la enseñanza en letras y ciencias es uno de los grandes problemas de este país porque ha dado lugar a una clase política, procedente de la rama jurídica, tecnófoba y con demasiada querencia por crear normas.

Trabajó 20 años en la empresa privada orientado a la investigación y durante los últimos 20 es profesor universitario pero empeñado en cuestiones muy prácticas. ¿Siempre a contracorriente?
Pues se ve que sí. En la universidad hay mucho conocimiento pero a veces falta acercarse a la realidad. Aquí todo es muy endogámico: se estudia, se hace la tesis y se trabaja sin conocer otra realidad. La universidad está muy centrada en sí misma, en su trabajo y en su forma de hacer las cosas, no va a la sociedad para ver qué problemas hay y cómo puede resolverlos. Además, el trabajo es muy individual. Yo mismo desconozco qué hace gente de mi departamento. No obstante, aquí se trabaja mucho. Hay gente que trabaja extraordinariamente y con unos sueldos muy menguados por los que no se trabajaría en la empresa privada. Luego falta también liderazgo que se suple con normas. Siempre nos remitimos a las normas pero hay tantas que si le hacemos caso a todas no podríamos hacer nada.

¿Hay que salir para conseguir recursos?
También. No podemos ser siempre dependientes de la Administración porque entonces estamos en manos del poder político. Lo razonable es diversificar. Si, por ejemplo, dependes de 17 empresas puedes prescindir de una, pero si todos tus recursos proceden de una estás en sus manos. Nuestra independencia mejoraría saliendo a la sociedad.

Es una de las pocas voces que habla desde la universidad alto y claro sobre el impacto ambiental del desarrollo tecnológico que siempre se nos presenta como algo limpio y verde.

El impacto es triple: de fabricación, de uso y desecho. Sin lugar a dudas el de fabricación es el más tremendo sobre todo en la alta tecnología. Es el principal impacto y normalmente se olvida. Cambiar cada año de móvil es una barbaridad, no amortiza el daño que su fabricación produce en la naturaleza.

Hablamos de obsolescencia programada.

Cuando un teclado falla yo siempre me pregunto, ¿cómo es posible? Eso no tiene sentido. Es la obsolescencia programada porque la sociedad industrial se basa en el consumo repetitivo y un equipo no puede durar para siempre. Sin embargo, más importante todavía me parece la obsolescencia psicológica, es decir, cambiar de móvil o de aparato electrónico solo por cuestiones estéticas. Es cierto que todo esto también está manipulado, que se ha generado la necesidad de la gratificación instantánea, de querer las cosas ya y ahora. El ciudadano ha caído en esa trampa y también es su responsabilidad. Richard Sennett da la clave en La corrosión del carácter. Se rechaza la tradición, lo antiguo, lo viejo, mientras se realza lo nuevo y la necesidad de cambiar las cosas. Eso es la obsolescencia psicológica en la que ha caído el ciudadano. Hoy día sabemos hacer equipos que duran pero no los hacemos porque no le interesa al fabricante y, además, el consumidor enseguida querrá cambiar por esa cultura de lo inmediato.

 ¿Hay un ansia desbocada por la tecnología?
Antes el creador controlaba lo que hacía, ahora no cuenta. Lo que hay son mercenarios que van de una empresa a otra imponiendo criterios economicistas, así que los equipos se quedan obsoletos porque lo imponen las empresas, la economía, los valores sociales o los gestores. La tecnología es una herramienta magnífica pero tiene que haber alguien con criterio que la controle. Hasta los años 80 la tecnología la dominaba el sector militar. Era un gasto sin retorno. Tras la caída del Muro es el consumo el que domina la tecnología siguiendo esa cultura de economicismo brutal en la que no hay nada a largo plazo.

¿Qué hacemos con esos residuos? Esas imágenes de montañas de ordenadores arrumbados en parajes ignotos de África son muy elocuentes.

Hasta ahora hay una gran cantidad de residuos que han salido para África, India o China. El problema es que esos países han alcanzado un desarrollo importante y tienen sus propios desechos pero no cuentan con ningún sistema para gestionarlos. Debemos promover la reutilización. El parlamento Europeo había planteado que el 5% de los equipos que se recojan se preparen y sean reutilizados, es decir que en vez de convertirse en residuos se reparen y vayan al mercado de segunda mano. Nosotros llevamos mucho trabajando en la reutilización para conseguir programadores que permitan reparar fácilmente los aparatos.

¿Cuáles?
Los ordenadores y los electrodomésticos de línea blanca son reparables a pesar de los intentos de los fabricantes para que no lo sean. Por ejemplo, los frigoríficos ahora son prácticamente imposibles de arreglar. Tienen remaches en los que no entra ningún destornillador, circuitos de refrigeración embutidos en zonas inaccesibles... Las lavadoras vienen hasta equipadas con bluetooth para accionarla a distancia desde el móvil, como la ropa sucia entrara sola, y todo eso complica mucho una reparación.

¿Alguna solución?
La Comisión Europea paró lo que se había aprobado en el Parlamento y lo dejó todo en manos de los gobiernos. Nosotros hemos pedido al Ministerio que el 5% de los aparatos que se recojan se destinen a su reutilización. Eso permitiría que familias sin recursos pudieran comprar una lavadora de segunda mano por 50 ó 60 euros y, además, crearía mano de obra especializada, pero por ahora todo está siendo un brindis al sol.
 

¿Qué papel tiene ahí la universidad?

La universidad obviamente no repara lavadoras pero sí sabe de programación y sí puede crear un chip que permita la reutilización. Claro que con esto no se publica en Science ni se consiguen puntos en la carrera académica, pero sí que se obtendría una gran repercusión social. Lo que le pido a la universidades que se implique en estas demandas. Para mí es una obsesión y ahora con la crisis una gran necesidad fácil de hacer con los aparatos informáticos y los electrodomésticos de marcas blancas. También se podría con los móviles. De hecho hay países como Francia en los que se ceden los sistemas integrados de gestión para que se seleccionen los aparatos que funcionan y se comercialicen.

¿Qué hacemos en España con los móviles que desechamos?
Los enviamos a Reino Unido y Alemania. No tenemos un sistema integrado de gestión que permita seleccionar los que sirven, ya sea para un mercado de segunda mano o para enviarlos a otros países. Necesitamos una normativa que regule el mercado de segunda mano. En Francia, por ejemplo, existe y ese es el objetivo que tengo en la cabeza. Si el mercado de segunda mano se regula permitiría comprar un aparato usado con una garantía y seguridad impecables, pondría esos equipos al alcance de personas con menos recursos y se generaría empleo.

Pero ni está ni se le espera.
Los fabricantes no quieren ni soñarlo y las administraciones que podrían favorecerlo tampoco lo hacen, pero socialmente sería muy interesante porque el consumo repetitivo ya no es posible. Tenemos que cambiar de modelo. No podemos seguir vendiendo lavadoras y móviles al mismo ritmo. Este modelo ya no tiene salida.

¿Y el reciclado?

Es lo mejor de lo peor. Es decir, es justo mejor que tirar un aparato por un barranco pero no mucho más. Lo importante es la reutilización y la reducción de los residuos. Por lo estudios que he visto, aproximadamente una quinta parte de los frigoríficos que se desechan funcionan. Quiero decir que solo hace falta enchufarlos para que funcionen. Los ordenadores, por ejemplo, habría que enviarlos a un centro de reciclaje donde alguien dijera si sirven o no. Eso sería lo lógico.

Lidera el proyecto Las dos culturas. Parece usted un hombre del Renacimiento.

Surgió hablando con una responsable de Planeta. Me dijo que en Cádiz no había iniciativas de este tipo y me dije, ¿cómo que no? y así lo pusimos en marcha. Coincidió con el 50 aniversario de la conferencia que el físico y novelista inglés Charles Percy Snow dictó en Cambridge en la que hablaba de las dos culturas en alusión a las ciencias y letras. Hemos celebrado tres encuentros con ese interés por reunir a los científicos y literatos. Han estado Muñoz Molina, Sabater, Carlos Elías o Marina, entre otros. La primera vez hablamos sobre ciencia y política, la segunda sobre educación, la tercera sobre las fronteras de la ciencias y en cuanto tengamos financiación celebraremos otro encuentro sobre la influencia que tiene la sociedad digital en la formación de los patrones cerebrales de los niños, porque parece que podría tener que ver en cuestiones como la hiperactividad o incluso la empatía.

¿Por qué unir ciencias y letras?

Es que es una barbaridad separarlas como se ha hecho en el sistema educativo. Ese es parte del problema que tenemos con los políticos, que son de letras, de Derecho, y por tanto son muy normativos y bastante tecnófobos.

Desde hace años opera como formador de Cisco...

Sí, Cisco crea en 2000 el Networking Academy. Se plantea que la mejor forma de vender sus equipos es formar a técnicos y nosotros tenemos la obligación de darle la mejor formación posible a nuestros alumnos, lo que solo se puede hacer teniendo una buena plataforma educativa y una empresa puntera. Algunos sectores lo ven mal, pero nosotros compramos un laboratorio que nos costó dos millones de pesetas y con un grupo de licenciados empezamos a dar los primeros cursos. En 2006 nos convertimos en centro soporte y, orientados a la enseñanza pública, certificamos a los profesores que se encargan de dar los cursos. Ahora somos los primeros en España. tenemos más de 2.000 alumnos en 60 institutos y cinco universidades.

Nada tienen que ver las redes informáticas con las pesqueras, pero usted maneja ambas tras arrancar un proyecto de gestión de residuos en el Puerto de Motril. ¿Cómo empieza y qué está haciendo?

Por eso hablo de que la universidad debe abrirse a la sociedad. Hay que salir, que ver qué pasa y cómo se puede ayudar. Me hablaron de los problemas que tienen , los visito y en julio empezamos. Se está creando un sistema de gestión de los residuos orgánicos e inorgánicos que traen los barcos de pesca en las redes cuando vuelven al puerto. Por un lado está el pescado procedente de los descartes. Siempre se ha tirado pero desde julio se han enviado 2.000 kilos de pescado al Banco de Alimentos y ahora estamos instalando un punto limpio. Contamos con la colaboración de casi todos los sistemas integrados de gestión (Ecopilas, Ambilamp, Ecolum y Sigaus) salvo Ecoembes que se ha negado, lo que me parece una inmoralidad. Estamos viendo también un sistema de valorización de los residuos, ya sea el aceite, las redes o los palés de madera para conseguir algún retorno para la cofradía que también lo está pasando mal. El objetivo es crear un modelo ambiental y socialmente sostenible. En este proyecto me he apoyado mucho en catedráticos y expertos de la universidad y en el decano de Ciencias del Mar de Cádiz porque yo, realmente, de pesca y de puertos no sé nada. 

miércoles, 9 de octubre de 2013




DESDE AUTOPISTAS ELÉCTRICAS A REDES 'WITRICITY'

Los avances en la electricidad 'sin cables' dan vida a la utopía de Tesla





El CEO de la firma Ossia, Hatem Zeine, muestra el chip Cota en que se basa su sistema de electricidad sin cablesEl CEO de la firma Ossia, Hatem Zeine, muestra el chip Cota en que se basa su sistema de electricidad sin cable
s


AA
Aunque las primeras bases teóricas de la electricidad inalámbrica proceden de principios del siglo XIX, con la demostración de los campos magnéticos generados a partir de la corriente o la formulación de la ley de inducción, fue Nikola Tesla el primero en aplicar estos conocimientos, dando vida a experimentos donde la energía se transportaba sin cables.
Se bautizó a esta tecnología, que ha sobrevivido al paso del tiempo, en parte, como un mito, como el efecto Tesla, cuya manifestación más utópica en el pensamiento del inventor de origen serbio planteaba la posibilidad de surtir de energía a todo el planeta como si se tratase de una red wifi universal. La falta de financiación lastró aquel colosal proyecto, pero el sueño de Tesla se ha mantenido vivo desde entonces, generando a lo largo del siglo XX una bibliografía científica inabarcable que en los últimos años ha comenzado a cristalizar en aplicaciones reales. 
La falta de financiación lastró el proyecto, pero el sueño de Tesla se ha mantenido vivo, generando a lo largo del siglo XX una amplia bibliografía científica que en los últimos años ha comenzado a cristalizar en aplicaciones realesQuizás la innovación más popular es el denominado estándar Qi, una tecnología auspiciada por Wireless Power Consortium, y que ha dado lugar a una generación de cargadores de inducción que, aunque de momento cuentan con una potencia limitada (5W) que impide la carga de dispositivos con altas necesidades energéticas, funciona con éxito.
No obstante, la aplicación de Qi hace necesario el contacto entre el dispositivo y una base de carga, igual que ocurre con el estándar A4WP, desarrollado por el consorcio Alliance for Wireless Power, del que forman parte -entre otros muchos- Samsung, Broadcom o Qualcomm; y que en su caso aplica la tecnología de resonancia magnética de campo cercano.
El sistema Cota
Precisamente, una de las ventajas principales de las tecnologías anteriores es la gran cantidad de empresas que forman parte del movimiento, permitiendo una carrera constante de innovación que fructifica en una normalización de la que, finalmente, se benefician los usuarios.
Algo que todavía no ocurre con el sistema Cota, lanzado este mismo año por lastartup norteamericana Ossia. Se trata de una tecnología revolucionaria que consiste -con elementos similares a las conexiones wifi- en la integración de un cargador y un receptor para conectar el flujo de electricidad a cualquier dispositivo de forma inalámbrica.

La compañía comenzó a desarrollar la tecnología, prácticamente en secreto, en 2006, y a día de hoy su camino parece imparable, después de haber recibido una inyección de 3,2 millones de euros en una ronda de financiación. Apostamos a que no será la única. En el caso de Cota no es necesario el contacto con ninguna base de carga: su alcance es superior a los diez metros y puede alimentar hasta 30 dispositivos al mismo tiempo. A priori, parece el sistema idóneo para llevar la electricidad inalámbrica al hogar a corto plazo.
Autopistas con electricidad
No es casualidad que una de las startups llamadas a marcar el paso del futuro lleve el nombre del inventor. Si Tesla Motors se encuenta hoy por hoy en la vanguardia tecnológica de los vehículos eléctricos, la firma Qualcomm, por su parte, lidera la carrera de innovación en el ámbito del suministro energético de este tipo de vehículos. Recordemos, además, que el almaceneamiento de energía está llamada a ser una de las tecnologías que generen mayor volumen de negocio en 2025.
En la actualidad, existen sistemas que permiten recargar un coche eléctrico de forma inalámbrica colocándolo sobre una plataforma, de un modo similar al sistema para cargar los móviles y tablets a través de Qi o A4WP.
Más allá de esto, Qualcomm ha desarrollado un revolucionario sistema capaz de cargar un coche en movimiento, sentando las bases de lo que pueden ser las autopistas del futuro, donde el pavimento estaría dotado de un sistema capaz de alimentar los vehículos en ruta. Combinando este tipo de tecnología con la del pavimento inteligente, cuyo objetivo último es absober la energía del propio tráfico, podemos imaginar el sistema más eficiente y ecológico del mundo.

De momento, la tecnología Qualcomm Halo se probará a lo grande en 2014 en una competición automovilística, también organizada por la FIA, que llevará el nombre de Fórmula E, un campeonato que recorrerá diez ciudades del mundo y en el que participarán exclusivamente coches eléctricos, que en su caso pueden alcanzar velocidades superiores a los 220 kilómetros por hora.
Una tecnología emergente
El hecho de que el estudio considerado como el definitivo, hasta el momento, en el ámbito de la electricidad inalámbrica, proceda del reciente 2007, ejemplifica que se trata de una tecnología todavía en ciernes. Hablamos del trabajo de varios investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) difundido por la revista Science.
El hecho de que el estudio considerado como el definitivo, hasta el momento, en el ámbito de la electricidad inalámbrica, proceda del reciente 2007, ejemplifica que se trata de una tecnología todavía en ciernesEn este artículo se acuñó el término witricity(witricidad), hoy una marca registrada de la empresa WiTricity, de Eric Giler, quien se ha convertido, a su manera, en una especie de Nikola Tesla moderno, siendo habituales sus demostraciones públicas, igual que el inventor serbio, sobre el funcionamiento de la electricidad sin cables. Una de sus exhibiciones más famosas ocurrió en 2009, en Oxford, donde usó su tecnología para encender un televisor y tres teléfonos móviles.
Contra todo lo anterior, la base filosófica de Nikola Tesla consistía en crear un sistema global de energía eléctrica gratuita que abarcase todo el proceso, desde la generación de la energía a su distribución, pero según los sistemas actuales parece improbable que esta tecnología pueda saltar por encima de los proveedores habituales y su sistema de tarificación del consumo.

martes, 1 de octubre de 2013

CUARENTA VECES MÁS RESISTENTE QUE EL DIAMANTE

¿Grafeno? ¿Diamante? El supermaterial más resistente se llama Carbino

 
 
 
El carbono no deja de sorprendernos. Amén de ser el pilar de una de las ramas más importantes de la química, la orgánica, y el más crucial de los elementos que conforman la vida en la Tierra, es también responsable de los materiales más resistentes que se conocen. Y no, no estamos hablando del diamante, ni siquiera del grafeno, sino de una forma alotrópica del carbono que es hasta cuarenta veces más resistente que la piedra preciosa: el carbino.
Se trata de una cadena de átomos de carbono concatenada alternando triples enlaces con enlaces simples, o bien una consecución de dobles enlaces que tiene alborotados a los químicos de todo el mundo. He aquí el motivo: parece el doble de rígido que los materiales más rígidos que conocemos y tan flexible como el ADN. Desde su teorización en 1967, estas características cuasi mágicas han sido puestas en duda una y otra vez por una parte de la comunidad científica durante los últimas décadas.
Sin embargo, hace dos años el equipo de la doctora Mingjie Liu, en la Universidad de Rice (Houston, EEUU), saltó de la teoría a la práctica al conseguir sintetizar una cadena de 44 átomos. La pasada semana Liu dio otro paso adelante en su investigación demostrando que es capaz de sintetizar, estabilizar y detallar las características a temperatura ambiente del supermaterial.

Origen desconocido

Su origen es todo un enigma. Los astrónomos creen haber encontrado firma más allá de nuestra atmósfera, en meteoritos y polvo interestelar, mientras que no existen evidencias sólidas de que el carbino se haya generado naturalmente en la Tierra. De momento, el poco que tenemos, no existe fuera del laboratorio.
Parte de la comunidad científica sostiene que el contacto de dos cadenas de carbino puede reaccionar explosivamente al tratarse de un material "extremadamente inestable"; Liu no lo niega, pero advierte de la "presencia de una barrera de activación que impide que esto suceda inmediatamente. Esta barrera es la que sugiere la viabilidad del carbino en fase condensada a temperatura ambiente".
Parece el doble de rígido que los materiales más rígidos que conocemos y tan flexible como el ADNEn la comparación con el supermaterial de moda, el grafeno, el carbino es dos veces más rígido y al menos tan flexible como aquél. Cuando nos veíamos ante un caso único, resulta que el peor competidor del grafeno es un familiar. Un palo en los radios para la economía española, líder europea en producción de grafeno, que ya cuenta con un tejido empresarial germinado al calor de los cantos de sirena de las tecnológicas.
Éste podría ser el primer paso hacia la producción de grandes cantidades del supermaterial, que ha atraído el interés del sector nanotecnológico: "La inusual combinación de propiedades mecánicas y electrónicas del carbino es de gran importancia para su aplicación en sistema nanomecánicos o dispositivos opto-electromecánicos", explican los investigadores. ¿El nuevo grafeno?