30 DE ENERO. DÍA DE LA PAZ.
TEXTOS EXTRAÍDOS DE :
Ciencia para la paz y el desarrollo: el caso del Juramento Hipocrático para Científicos
Guillermo A. Lemarchand (editor)
“Los descubrimientos científicos y
las aplicaciones de que son susceptibles no
son en sí mismos ni
buenos ni malos; todo depende del empleo que
se haga de ellos. Luego, mañana como hoy será la voluntad
del hombre quien estará
llamada a decidir
del carácter
beneficioso o nefasto de
estas aplicaciones. Para poder
sobrevivir al propio progreso de sus conocimientos,
el hombre de mañana deberá encontrar en el desarrollo de su vida espiritual y en la elevación
de su ideal moral, la sabiduría de no abusar
de sus fuerzas acrecentadas.”
Louis de Broglie (1947)
“Porque nosotros somos la encarnación
local del Cosmos que ha crecido
hasta tener conscien- cia de sí. Hemos empezado a contemplar nuestros
orígenes: sustancia estelar que medita sobre las
estrellas; conjuntos organizados de decenas de miles de billones
de billones de moléculas que analizan
la evolución de los átomos
y rastrean el largo camino
a través del cual llegó a surgir la
consciencia: por lo menos
aquí. Nosotros
hablamos en nombre de la Tierra. Debemos nuestra
obligación de sobrevivir no solo a nosotros sino también a este Cosmos, antiguo
y vasto, del cual procedemos.”
Carl Sagan (1980)
“Pero la sospecha creciente de
que el único sitio del sistema solar donde se ha dado la prodi-
giosa aventura de la vida nos arrastra
sin piedad a una conclusión descorazonadora:
la carrera de armas va en sentido
contrario de la inteligencia.
Y no solo de la inteligencia humana, sino de la inteligencia misma de la naturaleza, cuya finalidad escapa inclusive a la clarividencia de la
poesía. Desde la aparición de la vida visible en la Tierra, debieron
transcurrir trescientos ochenta
millones de años para que
una mariposa aprendiera a volar, otros ciento
ochenta
millones
de años para fabricar una rosa sin otro compromiso
que el de ser hermosa y cuatro eras geológicas para que los seres humanos, a diferencia del abuelo pitecántropo, fueran capaces de cantar me-
jor que los pájaros y morirse de amor. No es nada honroso
para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber
concebido el modo de que un proceso multimilenario tan dispendioso y colosal pueda regresar a la nada donde
vino por el arte simple
de oprimir
un botón.”
Gabriel García Márquez (1987)